Los nudos son el punto más debil en el aparejo de pesca, son inevitables y constituyen uno de los principales motivos por los que se pierden capturas. No existe el nudo perfecto, por eso debemos conocer el mayor número posible de ellos para aplicarlos a cada sistema de pesca y reducir al máximo las pérdidas.
Las razones por las que los nudos pueden fallar suelen ser dos: porque se dehacen y porque rompen debido a la tensión soportada. Conviene revisar frecuentemente todos los puntos de unión y derivación que se encuentren en nuestro aparejo y si observamos cualquier tipo de anomalía (erosiones, torceduras, reducción del grosor del monofilamento), deberemos reemplazar inmediatamente ese tramo.
Un nudo demasiado apretado hace que la línea roce constante contra cualquier elemento del equipo o contra sí misma, generando un exceso de calor que puede hacer que la línea se debilite y rompa, por lo que es fundamental eliminar dicho roce lubricando el nudo a la hora de apretarlo, bien con saliva, bien con agua.
Al terminar de hacer un nudo, quedarán cabos sueltos que conviene recortar de la manera correcta: ni demasiado corto, al menos a uno o dos milímetros para que la eslasticidad de la línea no lo deshaga; ni demasiado largo para evitar enganches innecesarios.
Uno de los nudos más utilizados por los pescadores para anzuelos, esmerillones y artificiales. Como mínimo tiene que estar realizado con seis vueltas.
Otro nudo para unir tramos de línea pero del mismo calibre. Uno de los dos tramos tiene que ser corto para poder pasar la punta por el ojo del nudo.